Así como el ángel Lucifer y el rey de Tiro, que estaban en una posición gloriosa en el cielo, traicionaron a Dios por su arrogancia, queriendo exaltarse por encima de Dios, toda la humanidad pecó en el cielo y bajó a esta tierra, y fue predestinada al castigo en el infierno. Sin embargo, Dios mismo se convirtió en el sacrificio de la ofrenda por el pecado en cada culto y nos dio el perdón de los pecados.
Durante unos 1500 años, desde la época de Moisés hasta la de Jesús, Dios nos permitió recibir el perdón de pecados a través de la sangre del sacrificio de animales machos y hembras en el Día de Reposo, y en cada fiesta. A través del antiguo pacto, Dios nos da a conocer el sacrificio y el amor de Dios Madre, que es la realidad del nuevo pacto, y nos muestra el sacrificio de Cristo Ahnsahnghong, que derramó su sangre en la cruz como testamento de su amor por la humanidad.
Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación.
Números 19:9
Si una persona pecare por yerro, ofrecerá una cabra de un año para expiación.
Números 15:27
Así dijo Jehová: ¿Qué es de la carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié? ¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos, y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre.
Isaías 50:1
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